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Reportaje GK Recycling: ALGALOOP

Breve presentación de la empresa (actividad, localización…):

Algaloop es una empresa acuícola de producción de microalgas basado en un modelo de bioeconomía circular en el que se busca un uso eficiente de los recursos y de los residuos generados.

Estamos ubicados en el pueblo gipuzkoano de Asteasu, en unos invernaderos de segunda mano en los que previamente se cultivó tomate en hidroponía, y que desde este año estamos transformando en una planta de producción de microalgas a nivel industrial.

El objetivo es testear en los próximos años este modelo de planta de producción de microalgas, para después aplicarlo en otros invernaderos en desuso, abandonados o de bajo rendimiento para plantear un modelo sostenible de crecimiento de la empresa.

¿Cómo y cuándo nació el proyecto? ¿Qué os animó a orientar vuestra actividad a la economía circular?

El 4 de abril de 2020, en plena pandemia, empecé a valorar seriamente una idea que me rondaba por la cabeza hacía unos meses, y que me parecía un elemento innovador a implantar en aquel entonces en el proyecto de acuaponía en el que era cofundador.

A partir de ese día, esa idea la orienté como una oportunidad para darle una segunda vida a los invernaderos abandonados que veía en mi pueblo, es decir, valoré el desarrollo de este modelo productivo como una idea de negocio en sí misma, que tenía aún más sentido y relevancia teniendo en cuenta la situación socioeconómica tan crítica que estábamos viviendo en aquellos meses.

El objetivo a partir de entonces fue analizar si el modelo de negocio basado en la producción de microalgas podría convertirse en un nuevo negocio verde que diera una nueva actividad a la economía rural en pueblos como el mío, Oiartzun, en el que parecía evidente la dificultad de un relevo generacional en el sector primario.

 ¿Qué tipo de productos hacéis partiendo de la materia prima que utilizáis?

Partiendo de la biomasa algal cosechada desarrollamos productos nutracéuticos procesados en formato congelado y fresco con los que se quiere dar un valor diferencial a la producción de cercanía.

Estos productos tienen un valor nutricional muy elevado porque una vez que se cosecha apenas se procesa, y este procesado tan sutil ofrece un producto con una alta bioactividad y unas características organolépticas muy buenas, ya que consigue tener un sabor nuestro que hace más agradable su introducción como ingrediente en productos alimentarios y su usp en restauración.

También desarrollamos productos deshidratados a baja temperatura con los que no superamos los 45ºC y que vendemos en formato de fideos crujientes, comprimidos y en polvo.

Como extractos de compuestos bioactivos estamos trabajando en ofrecer bioproductos como proteína vegetal de espirulina, pigmentos antioxidantes como la ficocianina o polifenoles. Además diversificamos en la producción de bioestimulantes agrícolas con el desarrollo de bioestimulantes líquidos desarrollados con fórmula propia y que disponen de un porcentaje superior del 9% de L-aminoácidos con elevados beneficios para la agricultura.

Actualmente también estamos desarrollando microencapsulados de espirulina y de ficocianina para la industria alimentaria, y micropellets para el cultivo de langostino en acuicultura.

¿Cuál es el valor de vuestra organización como proyecto de economía circular? ¿Y cuál es el valor ambiental y social de vuestra organización?

Desde la base, este proyecto parte de una visión circular por el hecho de basar su modelo productivo en el uso de instalaciones agrícolas en desuso, abandonadas o de bajo rendimiento para su reutilización en un sector acuícola como lo es el de la producción de microalgas.

Por otro lado, las microalgas actúan como sumideros biológicos de CO2 en las masas de agua del planeta, ya que para producir un kilogramo de biomasa de microalgas son necesarios dos kilos de CO2. Desde Algaloop incorporamos estas microalgas en sistemas intensivos para elevar su capacidad de descarbonización. Y es debido a esta característica inherente en estos microorganismos que uno de nuestros objetivos es ofrecer las microalgas como servicio de biofijación de CO2 a empresas que quieran disminuir su huella de carbono.

Para demostrar que somos capaces de hacerlo estamos estableciendo varios pilotos con empresas de Euskadi para instalar en sus instalaciones sistemas de descarbonización de CO2 mediante sistemas de cultivo de microalgas conectadas a sus salidas de gases.

Además estamos realizando los pasos necesarios para poder desarrollar un modelo de simbiosis industrial en el que poder inyectar en nuestros sistemas de cultivo microalgas, el CO2 liberado por una empresa aledaña a nuestros invernaderos.

Somos un ejemplo de negocio rentable que puede representar una alternativa de diversificación a agricultores que busquen una rentabilidad más a corto plazo de su cultivo, debido a que las microalgas al ser microorganismos, se cosechan tres días por semana durante 10 meses al año, ofreciendo la posibilidad de diversificar la biomasa algal, o sus extractos  en sectores tan diversos como la suplementación alimenticia, cosmética natural o los bioestimulantes agrícolas.

Finalmente, dentro del proceso de extracción de compuestos bioactivos tratamos de conseguir el residuo cero, por lo que la biomasa residual resultado de nuestro proceso de extracción de biocompuestos se valoriza como materia prima para la producción de biomateriales para textil, automoción y packaging.

¿Qué importancia tiene el I+D+i en vuestra organización?

Muy relevante, debido a que hemos sido conscientes desde el principio de que el decidir cultivar en Euskadi tiene consigo la desventaja de no disponer de las mejores condiciones climatológicas para cultivar microalgas, lo que hace que la productividad no pueda competir en tasas de crecimiento y en eficiencia como ocurre en lugares más cálidos y soleados como en andalucía o en levante.

Esta limitación climática nos obliga a invertir en el desarrollo de procesos innovadores que hagan que nuestra producción sea más rentable en términos de costes de producción, y también en aumentar la valorización de nuestros bioproductos en el mercado mediante la venta de extractos.

Para conseguir esta ventaja competitiva, desde la creación de la empresa en 20221, se está avanzando en procesos de digitalización, automatización y  aplicación de procesos de biorrefinería. El objetivo es conseguir llegar a ser más eficientes en los distintos procesos que forman parte de la cadena de valor de la producción de microalgas, así como en el uso de recursos biológicos, recursos energéticos y recursos humanos.

¿Cuáles han sido vuestros principales logros de estos años?

Inicialmente el hito más importante fue plantear un modelo de negocio biotecnológico basado en la producción de microalgas que fue premiado por Bic Gipuzkoa Berrilan en la convocatoria de ayudas Ekintzaile, y que gracias a su incubación pudimos desarrollar mejor el modelo de negocio, y con el dinero recibido recibir el asesoramiento externo con el pudimos concluir que técnica y económicamente era rentable producir en Euskadi. Fue un gran impulso también el ganar el premio Naturklima que nos supuso un apoyo económico clave para el inicio de la actividad de la empresa y la aceleración del proyecto en conceptos de circularidad del modelo de negocio.

Por otro lado, la compra de nuestros invernaderos fue también un paso muy importante para acercarnos a nuestro objetivo de ser productores de microalgas.

A partir de la adquisición de nuestras instalaciones, los avances conseguidos con el apoyo de varias convocatorias de subvención de la administración nos han dado mayor capacidad para testear nuestro modelo de negocio desde el área de procesos e innovación, así como en el área de valorización de bioproductos por medio de la extracción de compuestos bioactivos. También hemos conseguido desarrollar un catálogo de productos gracias al desarrollo de productos elaborados de la mano de Chefs e instituciones líderes en gastronomía y restauración como son el Basque Culinary Center y el Basque Food Lab.

¿Qué pensáis que es necesario para que la economía circular se consolide, en general; y en Gipuzkoa, ¿en particular?

Es necesario sobre todo tiempo para su asimilación y modernización, así como una visión unificada de nuestro modelo de crecimiento como territorio hacia la circularidad, que apueste por un reordenamiento de nuestros procesos y una asimilación de sus directrices en las diferentes vertientes de la actividad social y económica de la provincia.

Y concretamente en Gipuzkoa, yo apostaría por impulsar, aplicar y poder conectar modelos demostrativos de distintas áreas y de distinta naturaleza entre sí, para que con el paso del tiempo se puedan diseñar modelos en red particulares y arraigados con el territorio que hagan posible una circularidad real y aplicable de los recursos por la sociedad gipuzkoana.