Nos referimos al cambio hacia un modelo de suministro de energía bajo en carbono, ambientalmente racional, fiable y económicamente asequible. Es un tránsito a medio-largo plazo que requiere la implicación y el compromiso activo, y sostenido en el tiempo, de todos los agentes políticos, económicos y sociales.
La Unión Europea estableció una serie de objetivos a 2030 (con hitos intermedios a 2020) en línea con su estrategia "Unión de la Energía para Europa":
- Reducir en un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990.
- Participación del 32% de renovables sobre el consumo de energía final.
- Mejorar en un 32,5% la eficiencia energética.
- Una interconexión eléctrica del 15% entre los Estados miembros.
Dentro de esta estrategia se identifican 5 retos principales:
- Descarbonización (economía neutral en carbón en 2050).
- Eficiencia energética.
- Seguridad energética.
- Mercado interior de la energía e investigación.
- Innovación y competitividad.
Cada estado miembro debe a su vez diseñar e implementar su propio Plan de Energía y Clima con el que alcanzar los objetivos de la Unión para un periodo de 10 años (2021-30). Estos planes tenían que ser aprobados a finales de 2019. En el caso de España, para transitar hacia ese modelo neutro en emisiones en 2050 el (borrador) del Plan establece los siguientes objetivos:
- Reducir en un 21% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990.
- Participación del 42% de renovables sobre el consumo de energía final.
- Participación del 74% de renovables en la generación eléctrica.
- Mejorar en un 39,6% la eficiencia energética.
- Una interconexión eléctrica del 15% entre los Estados miembros.
Imagen: central térmica de carbón, exponente del actual sistema energético en transición.